Navidades 2018

Sin frío no hay navidad que valga

Era tarde y ya nos habíamos tomado la merienda hacía un buen rato. Nuestros estómagos pensaban en la gran cena que se avecinaba.

Cuatro personas frente a una chimenea pasando calor en unas navidades sin viso de ser blancas. Dos parejas hartas de la una e la otra y queriendo más intimidad a toda costa.

No había muchas posibilidades en una casa rural en un pueblo vacío y afectados por un frente con vientos del sur. LLuvia y calor. Pensamos en jugar al Monopoly, las cartas, un fingerling que tenía Julia, La novia de Alex y quizás también en hacer ejercicios de gimnasia. Si un gran divertimento para amantes del sofá del hogar.

Las horas pasan y las tripas resuenan. Los cuatro hacemos formación unívoca de lectura de chorradas en el móvil. Somos millenials y la tontería la llevamos innata en nuestra forma de ser.

Tras varias caídas de niños y adultos, algún youtuber que pronto estará en urgencias y alguna nena mona que seguro se siente sola pensamos que nuestras tripas ganan la batalla a los móviles. Hay que comer, decían nuestros padres…

La vida pasa y no sé como ha sido

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